El ser humano basa el mayor porcentaje de sus decisiones en sus sentimientos. Claro, pues la muerte de un ser querido o el quiebre de una relación amorosa dejan heridas imborrables. Cicatrices que no sanan con la crema más costosa del mercado o algún tipo de cirugía.
Quienes conocen de amor por alguna camiseta saben de esto. Sobre todo si esa camiseta es azul con una orgullosa “U” en el pecho. A veces es por herencia, otras por adopción. La pasión nace ahí, es estar preparado para todo, siempre esperanzado de saborear la gloria, aunque asumido de vivir en la eterna incertidumbre.
Así se nos ha roto el corazón tantas veces, derramado lágrimas en butacas de algún coloso, una mesa en la fuente de soda o nuestro sofá, por décadas y décadas.
Ballet contra Ballet
Corría 1960 y John F. Kennedy llega a la presidencia de los Estados Unidos venciendo a Richard Nixon. Somalía por fín pasa a ser una república independiente y España debuta con su número directo de emergencias para llamar a la policía, el “091”.
En Santiago de Chile y ante 18.000 almas dando voz al Estadio Nacional, son testigos de un encuentro de alta expectativa por la primera fase de la Copa Libertadores, entre la Universidad de Chile y el lactante Ballet Azul, contra el cuadro cafetero de Millonarios, quienes venían gozando el mismo pseudónimo de “Ballet” desde hace una década.
Los “Chunchos” traían puesta la corona nacional de 1959. Con ese antecedente y liderados por Luis Álamos pisan los pastos de Ñuñoa con un plantel completamente Chileno. Los “Parceros” en cambio, liderados por Gabriel “El Médico” Ochoa, traían algunos refuerzos de Argentina y Paraguay. En las anotaciones queda demostrado.
Minuto 4’ y el 0-1 a favor del visitante convertido por el argentino Rubén Pizarro dejando sin nada que hacer al portero René Pacheco. Así mísmo a los 13’ el colombiano Marino Klinger haría el 0-2 para los visitantes. A los 40’ Roberto Castro transformaría en una anticipada goleada el anhelado encuentro.
Ya en el segundo tiempo Rodolfo Micheli pone el 0-4 a los 54’, Klinger y su el doblete a los 67’ y Pizarro también se lleva gemelos, anotando el 0-6 al 82’.
Desmoralización total en el camarín del “Zorro” Álamos quien debía viajar a Colombia para el partido de vuelta, siendo este resultado 2-0 a favor de Millonarios. Así se sentencia una de las eliminaciones más vergonzosas que ha tenido el equipo en torneos internacionales.
Si bien el romántico viajero conoce de cerca la gloria, no hay que olvidar los tropiezos que hacen de su gente gozar de humildad y camaradería.
Bastián Bello | Emisora Bullanguera
