Refuerzos calados, destacadas actuaciones en Copa Libertadores y el tan bullado estadio, son algunas de las promesas incumplidas durante y después de la era de Jorge Sampaoli en la U. Azul Azul se embolsó, durante 2012 y 2013, cerca de 50 millones de dólares solo en conceptos de traspasos.
Eduardo Vargas fue transferido al Napoli, luego de un 2011 donde se transformó en el máximo goleador de la Copa Sudamericana, por 14,7 millones de dólares. Gustavo Canales, que partió a días de comenzar la temporada 2012, partió a China por cerca de 5 millones de dólares. Marcos González, en tanto, recaló en Flamengo en una transferencia que se acercó a los 1,5 de la divisa norteamericana. Años después partieron Marcelo Díaz (US$ 3,7 millones), Charles Aránguiz (US$ 4,3 millones) Matías Rodríguez (US$ 3,4 millones), Junior Fernández (US$ 5 millones), Ángelo Henríquez (US$ 6 millones), Eugenio Mena (US$ 3 millones) e Igor Lichnovsky (US$ 2 millones), lo que hace un total de US$ 48,6 millones.
“Reemplazaremos a cada uno de los jugadores si se llega a ir alguno de ellos. Realizaremos todos los esfuerzos económicos razonables a nuestro alcance para que el plantel sea incluso mejor”, declaró José Yuraszeck, quien reemplazó a Federico Valdés en la presidencia posterior a la obtención de la Copa Sudamericana. Eduardo Morante, Juan Ignacio Sills, Ezequiel Videla, Luciano Civelli, fueron solo algunos de los jugadores que la dirigencia nombró como “sandías caladas”. En la banca post Sampaoli, se sentaron Darío Franco, Marco Antonio Figueroa, entre otros. El declive fue notorio.
En el marco internacional, el equipo laico vive una de sus peores rachas. En Copa Libertadores, desde 2013 el equipo no puede pasar la fase de grupos. En Copa Sudamericana, la última actuación “destacada” fue ese mismo año, donde avanzó hasta octavos de final siendo eliminado por Lanús de Argentina. Derrotas en primera y segunda fase ante Melgar (2019) y River de Uruguay (2016), marca el presente de la U en torneos internacionales.
¿El estadio? El momento perfecto, tanto económico como deportivo, se visualizaba posterior a la Copa Libertadores 2012, donde en el último semestre de Jorge Sampaoli se logró llegar a semifinales del torneo de clubes más importante de América. La Pintana y Laguna Carén fueron los lugares donde se propuso consolidar el sueño estadio, pero todo quedó en nada.
Los últimos años. En lo deportivo, el club vivió una de sus peores temporadas en su historia donde el descenso estuvo al caer.
Las promesas incumplidas durante la estadía y post Jorge Sampaoli que todavía repercuten en Universidad de Chile.
Jorge Romero | Emisora Bullanguera
