El ex defensa central de la ‘U’ conversó con Emisora Bullanguera sobre sus impresiones de este clásico universitario, y entregó algunos consejos de cómo se viven estos partidos.
“Los clásicos se ganan corriendo y metiendo”. Con estas palabras Rodrigo Moreyra analizó el próximo desafío que tiene por delante Universidad de Chile, ya que este domingo a las 18:00 horas se medirá ante Universidad Católica en la versión N°191 del clásico universitario.
Para el ex defensa de la ‘U’ que estuvo en el club el año en el 2005 y vivió la final de ese torneo que terminó con los ‘cruzados’ levantando la copa “Los clásicos normalmente no son lindos, no son bien jugados. Son esos partidos que uno entra a la cancha y sabe que tiene que dejar todo”.
“Los clásicos se ganan corriendo y metiendo, y estando super concentrado, porque ante el mínimo error te hacen un gol y es super difícil remontar. Pero en un clásico no puedes dejar de correr y meter”, aseguró el ex zaguero argentino, quien, al ser consultado por alguna recomendación a los actuales centrales de los azules, afirmó que “aconsejar a un jugador que está en la ‘U’, no es necesario, si está con la ‘U’ por algo es, la U es el más grande de Chile y si está allí es porque debe ser un gran jugador.
Sobre el estilo de juego que los jugadores deben tener en la cancha, Moreyra contó sus experiencias personales:
“Yo en lo personal que cada partido que jugábamos, más si era un clásico a la primera pelota iba con el delantero tirándole toda la carrocería encima. Le tiraba el cuerpo encima, ni siquiera miraba la pelota. Le hacía sentir al delantero de que no iba a jugar cómodo. De que cada pelota que tocara sabía que le iba a estar respirando de atrás en la nuca, y normalmente los árbitros por la primera jugada que hagas no te sacan tarjeta.
Para finalizar, el ‘indio’ relató una infidencia sobre las finales del 2005, en las que señaló que el árbitro les dijo “no les voy a cobrar nada”.
“Tuve un duelo personal con Polo Quinteros y con Darío Conca. Eran manos a manos, incluso el árbitro nos dijo “no les voy a cobrar nada ninguno de los dos”, así que era algo entre nosotros y había que dejar todo en cada pelota. Yo era mucho más joven que el polo y el me tiraba un par de combos, yo respondía igual, pero era un duelo aparte y era nuestro“.
