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Columna por Bastián Bello: “Siempre hubo un hogar”

Suele ser un tema sensible, denso y deshonroso. El sarcasmo ajeno flotando en cada reunión, y claro, cuando se debate sobre la casa propia somos el blanco perfecto. 

Durante años hemos esperado, ilusionado y hasta pensando en cuál podría ser la ubicación perfecta. Imaginar las gradas azules y un hermoso mosaico del chuncho dibujado en sí mismas puede ser hasta tortuoso. ¿Cómo no?, si es el sueño de toda una vida, más aún si  tu mente musicaliza todo lo anterior con un ferviente “sale león”.

Estadio Nacional – Clásico Universitario 1940

El primer principio de autocomplacencia con el que podemos contar es que en Chile sólo existen cuatro equipos con estadios propios, la Universidad Católica, Colo Colo, Unión Española, Huachipato y Cobreloa, (este último con el reducto Luis Becerra Constanzo, popularizado como “la Madriguera” mientras se remodelaba el ex municipal de Calama). El resto de de los 28 clubes en primera A y B deben a la rentar un reducto para ejercer su localía, tal cual lo hace la “U”.

Estadio Nacional – Decada 40

El hogar se define según la RAE como “Familia, grupo de personas emparentadas que viven juntas”. Algo de lo que bien sabe el hincha azul.

La historia de la U y su casa propia se remonta a históricos proyectos que no pudieron llegar a fin. Algunos más conocidos que otros, han generado la ilusión de una afición completa a repletar la anhelada “casa propia”.

Desde 1928, cuando se planifica la construcción de una ciudad deportiva universitaria a medias con Santiago Badminton que incluya un reducto propio. En 1937, el entonces rector de “La Casa de Bello” Juvenal Hernández aprueba la destinación de fondos para el recinto en terrenos pertenecientes a la institución ubicados en Quinta Normal.

Planos estadio Quinta Normal

Llegan los años 40 y surge Independencia como un nuevo paradero, sin éxito. La Granja no parece mala opciòón. A fines de la década y con la constitución de la “Sociedad Anónima Deportiva Universidad de Chile”, quien ofrecía venta de acciones simples a sus seguidores, buscaba la construcción de un recinto deportivo en el fundo “La Castrina”. Este sería uno de los más grandes de Sudamérica y ahí se ubicaría el estadio del club, que inicialmente (y paradójicamente) tendría el nombre de “Estadio Monumental Universidad de Chile”. Pese a tener el apoyo hasta del Presidente de la República Gabriel González Videla, solo se quedaría en el papel, ya que las acciones no fueron vendidas en su totalidad. 

En 1971 Emilio Torrealba, entonces presidente del club consigue permutar los terrenos de “La Castrina” por unos terrenos en Las Condes, conocidos entonces como fundo San Luis, donde hoy se ubica el Parque Araucano. Se asigna como arquitecto del proyecto a Humberto Canobra, ex defensor del elenco azul para la construcción del estadio. 

El proyecto prometía un formato con tribunas semi-hundidas, evitando la presencia de concreto en medio del parque, y con capacidad para 15.000 personas. 

El ministro del interior, José Tohá estaría a cargo del inicio de las obras que tenían como fecha septiembre de 1973, pero la historia quiso otra cosa. La intervención de militares en la casa de estudios y la falta de aprobación por parte del municipio llevarían una vez más el proyecto de casa propia para la “U” hasta los tachos de basura. 

No fue hasta 1981 y con el club funcionando bajo el alero de la CORFUCH (Corporación de fútbol de la Universidad de Chile) que su presidente Rolando Molina haría la compra de un conjunto de estructuras metálicas en Brasil, así iniciar la construcción del anhelado estadio. Este sería edificado en la intersección de Américo Vespucio con Av. Las Torres y llevaría por nombre Estadio José Miguel Carrera, el cual albergaría a 25.000 almas. El agujero financiero del club y la crisis económica de 1982 harán que el esqueleto metálico del reducto permanezca en Iquique y jamás pudiese llegar a destino. Finalmente fue llevado a remate en 1990.

Ilustración estadio José Miguel Carrera

Ya en manos de don René Orozco, la CORFUCH en 1993 plantea la creación de “La Ciudad Azul”. Un enorme proyecto que se ubicaría en Lampa. Para financiar este proyecto busca afiliar a 100.000 nuevos socios, sin embargo la recaudación no fue completa. Ciudad Azul fue rematada el 2007 tras la quiebra del club. 


Ya en la era de Azul Azul S.A., el club consigue varios logros locales y el más importante de todos, su primer título internacional. La venta de jugadores posterior a esta vitrina es tremenda, generando así fondos suficientes para la construcción del anhelado coloso azul. Se habló de Laguna Carén en Pudahuel, se habló de La Pintana, pero nada llegó a puerto. 

San Bernardo ha sido lo último visto para la construcción del “nido” propio, pero la alcaldesa de la comuna, Nora Cuevas cerró temporalmente la negociación por no recibir un anteproyecto a tiempo.

Maqueta Virtual PLAN Arquitectos.

Miles de intentos y fracasos, la historia siempre nos regresa a Ñuñoa, el lugar donde las lágrimas han sido dulces y agrias. Las caminatas por Grecia, Pedro de Valdivia o Carlos Dittborn son parte del folklore de cualquier hincha azul. El Nacional es nuestro, lo hemos hecho nuestro. 

Tras el marcador del Estadio Nacional, en la galería sur, existe un relieve sobre el concreto que oculta el máximo sentido de pertenencia que puede llegar a tener el club –en su origen– con el coloso. El escudo de la casa de estudios acompañado de un chuncho que observa de cabeza al “Coloso de Ñuñoa” completo invadiendo por completo el actual marcador. Se dice que esto se debe a que el estadio fue usado como bien de uso público por la Universidad, al ser ambas entidades estatales en los años 50.

Es probable que pase mucho tiempo en que el equipo no pueda tener un reducto propio y personalizado. Le pasó a Peñarol, que hizo del Centenario su casa por tantos años. La A.S. Roma y la S.S. Lazio comparten un estadio perteneciente al comité olímpico de Italia, así como también ocurre con con el Cruzeiro y el Mineriao, quien pertenece al estado de Minas Gerais.

La localía no es una edificación, es la gente. Siempre hemos tenido casa.

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