En el Centro Deportivo Azul miran de reojo el proceso que encabeza Gustavo Álvarez en Universidad de Chile.
La tensión en Universidad de Chile se arrastra desde hace meses y hoy parece entrar en un punto sin retorno.
Según informó La Tercera, el partido ante La Serena dejó molestia en la dirigencia de la U, pero más allá del resultado puntual, lo que inquieta a Azul Azul es el distanciamiento con Gustavo Álvarez. Técnico que, pese a devolverle competitividad al equipo en el plano internacional, ha ido acumulando roces con la concesionaria.
El argentino, que arribó al CDA con la misión de devolverle los triunfos y la identidad a un equipo que coqueteó por varias temporadas con el descenso.
En ese sentido, la promesa de Álvarez se ha ido concretando, ya que la U volvió a instalarse en instancias decisivas de un torneo continental, después de más de una década de múltiples frustraciones, además, rompió rachas negativas en clásicos y mostró una cara competitiva que hace tiempo estaba ausente. Sin embargo, puertas adentro no están conformes.
Puente cortado entre la U y Gustavo Álvarez
La raíz del conflicto está en las demandas públicas del propio Álvarez. A mitad de temporada pidió refuerzos de peso, lo que fue interpretado en la mesa directiva como una presión innecesaria.
A lo anterior, se suman diferencias logísticas y el descontento con algunas decisiones, como la de utilizar un equipo alternativo en duelos claves del torneo local.
En el CDA reconocen que el segundo puesto en la Liga de Primera —el famoso “Chile 2”, que da acceso directo a la fase de grupos de la Copa Libertadores— sigue estando al alcance de la mano, pero también temen que la seguidilla de partidos por la Copa Sudamericana complique el panorama.
Objetivo considerado intransable, sobre todo si U. de Chile quiere mantener peso en el plano internacional y asegurar recursos para la próxima temporada.
Lo concreto es que, más allá de los resultados inmediatos, el quiebre entre Álvarez y la dirigencia está instalado.
